Opinión

Cuentos de café

Diego Paolinelli

“PUENTE A 2” (puenteados)

Pablo llegó puntualmente a la hora que le había indicado la productora del programa de radio local que estaba interesada en presentarlo como escritor y recorrer su obra. Llevaba consigo la mochila azul que lo acompaña a cada rincón de la ciudad donde su trabajo lo lleva. En ella viajan, su equipo de mate, una agenda laboral, un ajado cuaderno espiralado donde toma nota de alguna acción o nueva idea para un cuento, un boligrafo y un para de sus libros, que ofrecerá al conductor del programa que generosamente lo había invitado.

Ezequiel, así se llama le anfitrión. Abre la puerta del estudio y con una gran sonrisa invita a Pablo a igresar. Un abrazo y la indicación de cual será su lugar en la mesa. Ellos se conocieron en otro programa de la emisora, meses antes, donde compartieron una charla al aire que finalizó con la propuesta para compartir una hora de su programa y así adentranse en la historia de este vecino, que había ingresado al mundo literario.

Pablo, toma asiento a un lado del conductor, saluda a la distancia al operador y se calza los auriculares, como un viejo conocido del Medio.

El carttel de AIRE se enciende y Ezequiel toma la palabra y dice al microfono: “Hola! Cómo están? Bienvenidos a otra cita semanal, para compartir este programa que llamamos: PUENTE A DOS. Durante las próximas dos horas, les haremos compañía a traves del aire de FM LOCAL….(se escucha la música que hace de cortina de fondo y cuando comienza a bajar el volúmen, el locutor retoma). Hoy en este programa que genera un puentes entre las personas y sus historias, nos acompaña Pablo DiLucca, el escritor local que nos lleva a viajar por las anecdotas y mitos urbanos que nos entretienen y emocionan.

Ezequiel: “Hola Pablo, gracias por venir. Pero antes de contarnos sobre tus cuentos, me gustaria que te presentes vos, que te parece??”

Pablo asiente y luego de agradecer al aire la invitación, relata: “Soy un vecino, nacido y criado aquí en Zárate. Hijo de un padre obrero de fábrica y una madre ama de casa, dedicada a la crianza de sus hijos. Mi infancia la recuerdo en un barrio de calles de tierra, Villa Massoni. Y un patio de juegos, como extensión de mi casa paterna el Club Belgrano. Una infancia de una felicidad austera de cosas que se compran y rica en afectos”.

El escritor hace una pausa y mirando al joven conductor que escuchaba atentamente, retoma diciendo: “Sabes que el nombre de tú programa me gusta mucho, pero caigo en la cuenta que el Puente que nos identifica como ciudad, ahora que hablaba de mi infancia, recuerdo que cuando mi padre comenzó a llevarnos al Club Naútico, (tendría 5 o 6 años), del puente solo estaban las dos grandes pilares que sostienen esa gran estructura….y desde esa época hasta ahora me ha acompañado esa imagen”.

Ezequiel retoma la palabra: “Que buen recuerdo Pablo. Quiero contarle a los oyentes, que el libro de cuentos que hoy viene a presentarno, en su contratapa van a encontrar una foto del autor escribiendo sobre la costa del río y de fondo, nuestro Puente…Zárate – Brazo Largo. Así nos demuestra el autor su identificación local y como decía Tolstoi: Pinta tú aldea y serás universal.”

Luego hace un gesto con su mano al operador y van a la música. El cartel de AIRE se apaga, cuando inicia la canción.

El conductor acerca un mate al invitado y le comparte la idea de pasar al desarrollo de los cuentos en el siguiente bloque. El escritor acepta la idea y le confia la dirección de la entrevista, según el anfitrión guste.

AIRE!!! se escucha en el estudio y se ilumina nuevamente el cartel.

Ezequiel: “Pablo, como surgen tus cuentos?, son fruto de tú imaginación o hay hechos verídicos?

Pablo toma aire, sonríe y dice: “Mis cuentos los describo como…historias ficticias de personajes reales”

Ezequiel lo mira e invita a que desarrolle lo dicho.

Entonces el autor continúa: “Como decia Galeano: Los humanos, no estamos hechos de átomos…si no, de Historias. Con más de 50 años, tuve la suerte de vivir, presenciar o escuchar anécdotas que valían la pena plasmar en un cuento. Por eso cuando a mí me presentan como escritor, lo cual agradezco, creo que la definición que mas se adapta a lo que yo hago, se puede describir como: cuentista”.

Ezequiel: “Comparto esa definición. Ya que cuando uno te lee, se adentra en la historia y la imagina visulamente.

Pablo: “Es lo que busco, como cuando era chico y escuchaba los cuentos de Landrisina, donde el remate te podía sorprender, pero lo interesante era el viaje que te había llevado hasta ahí”

Ezequiel: “Repasando tus últimos títulos:

UN VIAJE DE 20 CUADRAS,

LA MESA DE LOS JUEVES

ANTEOJOS VERDES EN UNA CIUDAD GRIS

ENTRE DOS CIUDADES

DONDE EL RÍO ELIGIÓ QUEDARSE.

Todos hacen referencia a personajes que uno andando por la ciudad los puede cruzar, pero tambíen está presente el barrio, el club, la casa paterna, las calles, el río y el puente”.

Pablo: “Así es, Ezequiel. Todas las historias tienen un vínculo con lo local.

Y que bueno que dejaste para el final el puente. Ya que como los lectores saben, todas esas historias las cuento a modo de relator por fuera de la escena. Se podría decir que metafóricamente estoy parado sobre la altura del puente y desde ahí miro la ciudad para contar, aquellas historias que valgan la pena. Para destacar una persona, una situación, una etapa vivida. Que nos hagan viajar a un momento personal o familiar, tratando de jugar entre la emoción, la reflexión y lo divertido.

Que la literatura construya un puente entre el autor y el lector. Dando muestras que a pesar de las diferencias que podamos tener como ciudadanos, siempre habrá historias que nos unan.
Y si ese puente es de a dos, como en este programa, mejor todavía”.

Ezequiel se despidió al aire con un “Hasta la próxima” y agradeció a Pablo su visita, mientras la música de cierre comenzaba a sonar suave en los parlantes. El cartel de AIRE se apagó por última vez .

Pablo se quitó los auriculares, tomó uno de sus libros y se lo dedicó a Ezequiel, como regalo. Estrechó la mano del conductor, guardó en su mochila el cuaderno y el mate que habían formado parte del encuentro. Afuera, el sol de la siesta ya caía sobre la costanera. Caminó unos pasos y se detuvo a mirar el río. A lo lejos, el puente Zárate–Brazo Largo recortaba el cielo celeste como una cicatriz luminosa. Entonces pensó que tal vez eso era escribir: tender un puente sobre las aguas de la memoria, unir orillas que parecían distantes, acercar historias. Y con esa idea, volvió a andar.

FIN.

Te invito a seguir mis textos en: www.diegoapolinelli.com

Y los cuentos narrados en vivo en YouTube en: @diegopaolinellicuentos