Siempre la misma vida ruidosa
despintada en palabras esfumadas
con agónico lenguaje presente en naturaleza cruda,
mezcla de sonidos absurdos
sabores picantes
en frases adormecidas.
Arriba del papel desafiantes letras bravas,
ayer nomás, en eternas peleas rojas, estresando el texto largo
síntoma del sabor a poco.
Los signos desordenados picando el teclado
fogoneando su destreza.
Un día frío y ocroso la vida oyó caer el silencio
debajo del azarero,
con él vino más espacio
secuencias invertidas
hojas rugosas
palabras teñidas
relatos imaginarios
“luces y sombras”.
Ante tanto caos la oscura noche
en minutos absorbió el perfume sensual,
tan pronto como posible la callejera muerte,
cara a cara con la vida, sentada esperando el archivo
pendiente del último hilo, en tono negro azabache
celebrando el momento donde lo lindo y lo feo
unen sus fuerzas,
precipita el solitario final.

OLGA CERATO