Llegó atropellando,
sin pena por nada
se abalanzó furioso,
y se estremeció,
presentía el desgarro,
el lacerante dolor,
con gesto valiente
asido a sus raíces
lo enfrentó sin miedo
él, no se inmutó.
Lo azotó con vigor,
y fue doblegado,
cayó aterido
como de rodillas,
pero a él, no le importó.
Así el paraíso,
miró desde abajo,
al viento ladino
que lo destrozó,
midieron fuerzas
uno perdió.
HEBE LINDA ANDURELL
Del libro “Amalgama-Antología de CAL”/2019