Campana Noticias
De padre a hijo
31/10/2020 05:00

Don Ataulfo y Gabriel: Con la altura de los Sánchez, para el fútbol y el básquetbol

El primero, siendo campeón en Racing (como jugador) y en Independiente (como ayudante de campo), y apodado el “Rey del arco”, en su exitoso paso por tierras mexicanas. El segundo, también con la pelota y las manos, pero ligado al básquetbol y con un gran paso por el Campana Boat Club.
Ataulfo “Chulo” Sánchez (1,85 metros) había nacido el 16 de marzo de 1934 en Zárate y el fútbol lo posicionó en Defensores Unidos (jugaba solamente en la Liga Deportiva de Zárate).

Racing Club de Avellaneda se interesó por él (allí jugó entre 1957 y 1961) y ganó el Campeonato de Primera División 1958 y el Campeonato de Primera División 1961.

Luego pasó a América de México (entre 1962 y 1970), donde fue campeón de la Copa México en la temporada 1964/65 y de la Primera División de México en la 1965/66. Allí lo apodaron “El Rey del arco” o “Che”.

También jugó en el Necaxa (1963/64) y tuvo un breve paso por San Diego Toros (EEUU), donde fue campeón de la División Pacífico (1968), y subcampeón nacional.

Ya retirado, en 1973 asumió como director técnico junto a Humberto Maschio en Independiente de Avellaneda, donde ganó la Copa Interamericana y Copa Libertadores de ese año.

Gabriel “Chulo” Sánchez, su hijo, nacido en México, también de buena talla física (casi 2 metros de altura), se destacó también en el deporte, con una pelota y las manos. No, no… No en el fútbol, al que jugó y bien de mediocampista central. ¡En el básquetbol!

Empezó en CADU, continuó por Independiente, Belgrano, estuvo cerca de jugar en Platense (Vicente López) y dejó un gran recuerdo en los “celestes” del Campana Boat Club que empezaba a dar sus primeros pasos en las competiciones Provinciales de Clubes.

Y sigue ligado con nuestra ciudad porque sus hijas, no solo viven acá, sino que nacieron en Campana. Como sus nietos.

De hecho, tanto él como su padre, después de sus carreras deportivas terminaron trabajando en la principal empresa siderúrgica de nuestra ciudad. El padre en el Sector Gerencia y él, en Acerías.

Entonces, CampanaNoticias decidió tomar contacto con él, para mantener vivo el recuerdo del padre y repasar ambas historias deportivas.

Si al viejo le decían “Chulo”, a vos también, como a casi todos nos pasa… ¿De dónde salió el “Chulo”?

Mi abuelo era de España, asturiano, y mi abuela era croata. Como mi papá tenía facha, entonces le decía “pero que “chulo” este chaval (NdR: que tiene pocos años o es muy joven)”. Y ahí empezó, quedó y siguió el apodo…

¿Qué recuerdos deportivos tenés del viejo? ¿Hablabas con él sobre sus años como futbolista?

Permanentemente hablábamos con el viejo, de fútbol y los negocios a su alrededor, los pases e intermediarios. Hablábamos sobre los partidos, los referís, controles antidoping. Él sabía mucho de fútbol, mirábamos un partido y me decía va a ganar este equipo, y me explicaba por qué. Estando en México lo quisieron nacionalizar. Él jugaba en América, que pertenecía al grupo de Televisa TV, y era como River acá, y el clásico era con Guadalajara que era como Boca. Mi viejo tuvo como compañeros a Vavá (goleador y campeón del Mundo en Suecia 1958 y Chile 1962) a Zague, a Arlindo Dos Santos Cruz, y la final la jugaron frente al Veracruz de Didí (el mejor jugador del Mundial de 1958 en Suecia, que fue conquistado por Brasil; repitió éxito en Chile 1962).

Mirá que atajó en un arco “grande”, donde también lo hicieron Ubaldo Matildo Fillol, Rogelio Domínguez y Agustín Mario Cejas. Sin mencionarte otros nombres de jugadores como Roberto Perfumo, Juan Carlos Cárdenas, Omar Orestes Corbatta…

Fue un caso parecido al de Sergio Goycoechea, porque con 16 años ya atajaba en la Primera de CADU. Vinieron equipos de Buenos Aires a hacer amistosos, lo vieron y se lo quisieran llevar. Hasta Rosario Central se interesó por él. Pero finalmente fue a Racing Club. Mi papá, que enfrentó a Pelé y a Garrincha, a los del Santos de Brasil que ganaba todo, me dijo que el mejor jugador que él vio fue Corbatta. Que nadie hacía las cosas que él le vio hacer. El viejo jugaba con “Cacho” De Vicente, el papá de Néstor Adrián quien falleciera trágicamente en un accidente de tránsito, y ambos le enseñaban a escribir y a leer. “Cacho” es el padrino de mi hermana. Hasta 2 años antes de que mi papá falleciera, a casa venían Pizzutti y Cárdenas y muchos ex compañeros, porque siempre siguieron en contacto. Es que Racing era como una familia, recuerdo de acompañarlo e ir al Predio de “Tita Mattiussi”. Jugaban más por la camiseta que por la plata, porque con la plata siempre había problemas.

¿Así que él y vos participaron de la inauguración del mítico Estadio “Azteca”?

Cuando se inauguró el Estadio “Azteca” que era una monstruosidad, enorme y lleno siempre, se enfrentaron América de México y Torino de Italia. Y en la previa el América contra Atlante, porque el estadio pertenecía a esos clubes (NdR: el tercero que también lo tuvo como casa fue el Cruz Azul). Yo jugaba de 5, con quien fuera después integrante de la Selección de México, Zaguinho, el hijo de Zague, que jugaba con mi viejo. Así que los dos estuvimos jugando el día de la inauguración del “Azteca”. ¿Sabés que en el anillo medio había como departamentos? La gente llegaba en sus autos, estacionaba, iba a sus palcos a mirar el partido. Cada palco tenía camas, cocina, televisores, heladeras, podías vivir en el estadio prácticamente…

Y vos, teniendo en cuenta ese antecedente, ¿por qué elegiste el básquetbol?

Cuando volvimos, empecé jugando en Chacarita Jrs, yo de 5 y de 8 jugaba Delgado, que después llegó a primera División. De hecho, en un amistoso ante San Lorenzo, ganamos 2 a 1 y yo hice los dos goles, uno de tiro libre y el otro de cabeza. Pero mis padres querían que yo terminara de estudiar, y se complicaba en el Industrial, de día y de tarde, con ir hasta San Martín a entrenar. Entonces dejé, y como mis amigos, Fumi, Pinto y otros, jugaban al básquet en CADU y yo estaba con ellos, empecé a practicarlo.

¿Qué recuerdos tenés de tu paso por la actividad, especialmente por el Campana Boat Club?

El Campana Boat Club fue para mí una hermosa familia. Yo llegué junto al uruguayo Alberto Oviedo, al estadounidense Jeff Miller, y el cordobés Alfredo Morelli. Empezamos a conocer a los chicos que eran del club, Sergio Bruni, “Tati” Montani, el “Flaco” Bortolato y otros, y eran muy buenos, como jugadores y como personas. El “Turco” Mario Rafael era dirigente y el que más clara la tenía. Yo seguí en el CBC hasta que me rompí la rodilla, íbamos porque nos gustaba y teníamos ganas dejugar al básquetbol.

¿Qué significa Campana, como ciudad, para vos? Ya no como “rivalidad deportiva” bien entendida con Zárate…

Yo viví 25 años en Campana, y otro tanto en Zárate, casi la mitad de mi vida… Porque el resto fue en México. Debo reconocer que es una hermosa ciudad, con muy buena gente, Es una ciudad recomendable para vivir. Mirá que mis tres hijas: Agustina, Bárbara y Guadalupe, y mis dos nietos: Juana y Vittorio, son campanenses. El nene, hijo de Guadalupe, y la nena hija de Bárbara.



(Las fotos fueron provistas por el entrevistado)
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