Simulacros, prevención y conciencia vial: el Comité Zonal y la seguridad
En el marco de sus acciones preventivas, el Comité Zonal de Seguridad e Higiene de Campana-Zárate realiza simulacros y promueve la concientización sobre seguridad vial. En diálogo con su tesorero, el Ing. Gabriel Cerasa, repasamos los pilares de la seguridad activa, pasiva y preventiva, y la importancia de asumir la conducción como una responsabilidad social.

Periódicamente, y en función de un programa previamente establecido, el Comité Zonal de Seguridad e Higiene de Campana-Zárate lleva adelante simulacros en la vía pública. Estas acciones, que ya se han convertido en una práctica habitual en la región, permiten poner de manifiesto la capacidad de respuesta ante emergencias y el trabajo articulado entre las fuerzas vivas, organismos estatales y empresas privadas.
Sin embargo, además del accionar operativo, el Comité también trabaja sobre un eje clave: la prevención. En este sentido, dialogamos con el Ingeniero Gabriel Cerasa, tesorero de la institución, quien compartió su visión sobre el rol de la seguridad vial en la sociedad actual.
La seguridad vial en Argentina: una responsabilidad compartida
Según Cerasa, la seguridad vial es un tema que se enseña desde los primeros niveles educativos. “Seguramente ya escuchaste hablar sobre la seguridad vial, un tema que aprendemos desde la escuela. Sin embargo, la cantidad de accidentes de tránsito demuestra que muchas personas parecen olvidar esas lecciones al momento de conducir”, señaló.
Por eso, recordar, respetar y asumir responsabilidades en la vía pública es esencial. “Conocer las normas y actuar en consecuencia es clave para prevenir accidentes y construir un tránsito más seguro para todos”, subrayó.
Pero ¿qué entendemos realmente por seguridad vial? El Ing. Cerasa la definió como “el conjunto de normas, acciones y medidas destinadas a prevenir accidentes de tránsito y proteger la vida de las personas que circulan en calles y rutas.”
Los tres pilares: activa, pasiva y preventiva
Para comprender mejor la aplicación de la seguridad vial en Argentina, el referente del Comité explicó que existen tres tipos principales de abordaje:
Seguridad activa: incluye todas las medidas y sistemas que tienen por objetivo prevenir accidentes antes de que sucedan. En este grupo se encuentran los sistemas que permiten mantener el control del vehículo y reducir el riesgo de colisiones. En nuestro país, la Ley Nacional de Tránsito (N° 24.449) exige que todos los vehículos tengan frenos, luces y neumáticos en buen estado, por lo que la Verificación Técnica Vehicular (VTV) es un trámite obligatorio.
Seguridad pasiva: se refiere a las herramientas y medidas que buscan minimizar las consecuencias cuando un accidente ya ocurrió. Ejemplos concretos son el uso del cinturón de seguridad, obligatorio para todos los ocupantes del vehículo. No utilizarlo se considera una falta grave que puede acarrear multas económicas. Otro ejemplo es el airbag, que si bien no es obligatorio en vehículos más antiguos, sí es exigido en los autos fabricados a partir de 2018, según la normativa de homologación automotriz vigente. También se incluye aquí el uso obligatorio de sistemas de retención infantil (SRI) para niños de hasta 10 años o que midan menos de 1,50 metros de altura, y el casco obligatorio para conductores y acompañantes de motocicletas. El incumplimiento de estas normas no solo representa un riesgo para la vida, sino que también conlleva sanciones económicas y la posible retención del vehículo.
Seguridad preventiva: se basa en la educación, la concientización y el control, con el fin de formar conductores responsables y evitar conductas de riesgo. Aquí juegan un papel fundamental tanto el Estado como diversas organizaciones privadas, que realizan campañas periódicas, controles viales, y programas de formación.
Alcohol, drogas y control estatal
Uno de los ejes más sensibles dentro de la seguridad preventiva es el control del consumo de alcohol al volante. Según establece la Ley de Tránsito, los límites máximos permitidos de alcohol en sangre son:
0,5 g/l para conductores particulares,
0,2 g/l para motociclistas,
0,0 g/l para conductores profesionales.
Es importante señalar que estas cifras pueden variar según el distrito, pero en todos los casos, el incumplimiento acarrea sanciones severas.
En este contexto, la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) lleva adelante campañas permanentes para promover el uso del cinturón, desincentivar el uso del celular al conducir y advertir sobre los peligros del alcohol y las drogas al volante.
Educación vial desde temprana edad
Además de las campañas masivas, el sistema educativo argentino ya incorpora contenidos sobre seguridad vial en los niveles iniciales, como una forma de concientizar a las nuevas generaciones desde la infancia. Paralelamente, el Estado ofrece cursos gratuitos de seguridad vial, tanto para quienes tramitan por primera vez su licencia de conducir como para aquellos que desean reforzar sus conocimientos y mejorar sus prácticas.
Como conclusión, se trata de un tema que requiere el compromiso de todos. Como bien sintetizó el Ing. Gabriel Cerasa, “la combinación de seguridad activa, pasiva y preventiva es clave para reducir los índices de siniestralidad vial en Argentina. Respetar las normas, mantenerse informado y conducir con responsabilidad no solo evita sanciones, sino que salva vidas.”
La seguridad vial es una responsabilidad compartida, pero especialmente recae sobre quienes están al volante. Conducir con responsabilidad, respetar las normas y priorizar la vida debe ser la consigna de todos los días.
Sin embargo, además del accionar operativo, el Comité también trabaja sobre un eje clave: la prevención. En este sentido, dialogamos con el Ingeniero Gabriel Cerasa, tesorero de la institución, quien compartió su visión sobre el rol de la seguridad vial en la sociedad actual.
La seguridad vial en Argentina: una responsabilidad compartida
Según Cerasa, la seguridad vial es un tema que se enseña desde los primeros niveles educativos. “Seguramente ya escuchaste hablar sobre la seguridad vial, un tema que aprendemos desde la escuela. Sin embargo, la cantidad de accidentes de tránsito demuestra que muchas personas parecen olvidar esas lecciones al momento de conducir”, señaló.
Por eso, recordar, respetar y asumir responsabilidades en la vía pública es esencial. “Conocer las normas y actuar en consecuencia es clave para prevenir accidentes y construir un tránsito más seguro para todos”, subrayó.
Pero ¿qué entendemos realmente por seguridad vial? El Ing. Cerasa la definió como “el conjunto de normas, acciones y medidas destinadas a prevenir accidentes de tránsito y proteger la vida de las personas que circulan en calles y rutas.”
Los tres pilares: activa, pasiva y preventiva
Para comprender mejor la aplicación de la seguridad vial en Argentina, el referente del Comité explicó que existen tres tipos principales de abordaje:
Seguridad activa: incluye todas las medidas y sistemas que tienen por objetivo prevenir accidentes antes de que sucedan. En este grupo se encuentran los sistemas que permiten mantener el control del vehículo y reducir el riesgo de colisiones. En nuestro país, la Ley Nacional de Tránsito (N° 24.449) exige que todos los vehículos tengan frenos, luces y neumáticos en buen estado, por lo que la Verificación Técnica Vehicular (VTV) es un trámite obligatorio.
Seguridad pasiva: se refiere a las herramientas y medidas que buscan minimizar las consecuencias cuando un accidente ya ocurrió. Ejemplos concretos son el uso del cinturón de seguridad, obligatorio para todos los ocupantes del vehículo. No utilizarlo se considera una falta grave que puede acarrear multas económicas. Otro ejemplo es el airbag, que si bien no es obligatorio en vehículos más antiguos, sí es exigido en los autos fabricados a partir de 2018, según la normativa de homologación automotriz vigente. También se incluye aquí el uso obligatorio de sistemas de retención infantil (SRI) para niños de hasta 10 años o que midan menos de 1,50 metros de altura, y el casco obligatorio para conductores y acompañantes de motocicletas. El incumplimiento de estas normas no solo representa un riesgo para la vida, sino que también conlleva sanciones económicas y la posible retención del vehículo.
Seguridad preventiva: se basa en la educación, la concientización y el control, con el fin de formar conductores responsables y evitar conductas de riesgo. Aquí juegan un papel fundamental tanto el Estado como diversas organizaciones privadas, que realizan campañas periódicas, controles viales, y programas de formación.
Alcohol, drogas y control estatal
Uno de los ejes más sensibles dentro de la seguridad preventiva es el control del consumo de alcohol al volante. Según establece la Ley de Tránsito, los límites máximos permitidos de alcohol en sangre son:
0,5 g/l para conductores particulares,
0,2 g/l para motociclistas,
0,0 g/l para conductores profesionales.
Es importante señalar que estas cifras pueden variar según el distrito, pero en todos los casos, el incumplimiento acarrea sanciones severas.
En este contexto, la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) lleva adelante campañas permanentes para promover el uso del cinturón, desincentivar el uso del celular al conducir y advertir sobre los peligros del alcohol y las drogas al volante.
Educación vial desde temprana edad
Además de las campañas masivas, el sistema educativo argentino ya incorpora contenidos sobre seguridad vial en los niveles iniciales, como una forma de concientizar a las nuevas generaciones desde la infancia. Paralelamente, el Estado ofrece cursos gratuitos de seguridad vial, tanto para quienes tramitan por primera vez su licencia de conducir como para aquellos que desean reforzar sus conocimientos y mejorar sus prácticas.
Como conclusión, se trata de un tema que requiere el compromiso de todos. Como bien sintetizó el Ing. Gabriel Cerasa, “la combinación de seguridad activa, pasiva y preventiva es clave para reducir los índices de siniestralidad vial en Argentina. Respetar las normas, mantenerse informado y conducir con responsabilidad no solo evita sanciones, sino que salva vidas.”
La seguridad vial es una responsabilidad compartida, pero especialmente recae sobre quienes están al volante. Conducir con responsabilidad, respetar las normas y priorizar la vida debe ser la consigna de todos los días.